lunes, 22 de octubre de 2012

Pálpitos

Ese momento en el que tus emociones se agolpan y no sabes que escribir. Que tus ojos se llenan de lágrimas, pero a ti te da igual. Son lágrimas de esperanza, lágrimas de futuro, lágrimas de agradecimiento.

Ayer fui al cine a ver la película "Lo imposible" verdaderamente no sabría si recomendarla o no. Lo que si diría a los corazones sensibles que leen este rincón que lleven paquetes de clínex.  Creo que esta película es muy enriquecedora. Y además, te hace sentir. Echaba tanto de menos dejar mis sentimientos libres , necesitaba llorar, necesitaba desahogarme.

Este film te hace sentir la vida, te hace valorar las cosas, tu entorno. Todos tenemos un yo solidario o por lo menos yo quiero creer eso, pero joder lo que cuesta sacarlo. Esta sociedad nos ha dejado sin expresión, rígidos de rostro y de corazón.

No creo que el mensaje sea la compasión, creo que el mensaje es que te pares dos minutos en tu día mires a la persona que tengas al lado y la digas: te quiero, gracias por acompañarme todos los días de mi vida, o te quiero, gracias por darme la vida. A veces, creo que nos detenemos mucho pensando todo lo negativo que tiene la vida  sin darnos cuenta de que tenemos que dar las gracias por tantas cosas en este mundo.
La cuestión de si eres muy afortunado, afortunado o poco afortunado, da igual, cada una de estos estados requiere un agradecimiento.
Y si  sientes que has dejado de sentir sal corriendo y corre hasta que sientas que empieces a sentir.

Pero, sucede que vivimos en una sociedad a la que le cuesta admitir sus errores y sobretodo a la que le cuesta pedir perdón. Llamadme soñadora, porque lo soy. Pero, creo que nos falta dar el paso, nos falta ese "attravesiamo" nos falta mirar más a nuestro al rededor en vez de a nosotros mismos.
Ya no es que toque ser solidario, es que toca ejercer la función de humanidad que parece que por el camino de la historia se ha ido deshaciendo en pedazos de pan como en el cuento.

Quedarnos petrificados por el orgullo no es más que una absurdez sin sentido. La vida se nos escapa entre los dedos, el tiempo corre en los relojes, y los segundos acompañan los latidos de tu corazón, y tú ahí sentado, esperando a la nada...Además, que cuando uno quiere a la otra persona le es más fácil perdonar.

La película nos descubre un miedo, que es el de la soledad. Miedo que había descrito tantas veces en este espacio. No es que seamos más o menos cobardes, es que no somos tontos y una vida juntos se vive mejor, con ese fuego del compañero, con ese abrazo del amigo, con ese beso del abuelo.

Maravilloso, se me empaña la vista al escribir esta publicación, pero me da igual. Porque acabo de demostrar que estoy viva, que palpito, que todavía siento. Las alimañas del poder nos podrán arrebatar infinidad de cosas, pero jamás nos arrebatarán el sueño, al igual que no deberían quitarnos ese  resquicio de sensibilidad que se oculta en nosotros.

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