sábado, 14 de marzo de 2015

Vivimos en una era de estados de opinión

En los últimos años el devenir de la vida, de la sociedad ha evolucionado sin frenos hacía una sobreabundancia comunicativa. El problema aparece cuando analizamos cuáles son los modos de opinar. Nuestras acciones están marcadas por flujos de opinión que nos guían, nos conducen y nos posicionan. El individualismo cognitivo está bien visto siempre que tengamos la perspectiva de: "lo diferente es mejor", pero ¿realmente esta práctica se cumple? Es innegable la actitud de búsqueda que posee el ser humano.

No quiero con esta idea generar una opinión negativa respecto a la capacidad individual de salir adelante, sin embargo tampoco pretendo obviar nuestra propia condición humana. La socialización y el discurso están inscritos en quienes somos.

Pero, como casi siempre que presentamos dos ideas, éstas por si mismas acaban transformándose como antagónicas cuando en realidad solo pretendían ser complementarias. Critico abiertamente la actitud extremista que tenemos en ciertas cosas y la incapacidad de ver más allá de lo que nosotros propiamente queremos. Ni un individualismo aislado ni una masa despersonalizada.

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