domingo, 31 de agosto de 2014

Turbulencias

Las últimas brumas cálidas sentencian los días de verano. Y con esos efímeros instantes se cierra un ciclo. El ciclo de la cotidianidad que hemos mantenido durante más años de los que pueda recordar. Las mutaciones de mi vida están avanzando a un ritmo que no consigo alcanzar. Algo se me escapa entre los dedos, quizás sea la constancia de la vida, del tiempo, de la amistad ¿quién lo sabe?

El descuido generó una repentina desconexión, por un momento el mundo salió de sus raíles, y como consecuencia de esta lógica: la vida se descarriló. Todo lo que nos rodeaba empezó a perder el sentido que siempre había conservado y preservado.

Y ahora en medio de una marisma de confusión y turbulencia parece que algo se mantiene en equilibrio. Ese efímero nenúfar que simboliza estabilidad y que significa destino. Él mismo, es el destino caprichoso, que quiere desentrañar de nuestro estilo de vida la pieza necesaria que encaja el puzzle.

Destino caprichoso has de toparte mil veces con la misma piedra para saber que a veces, solo a veces, esa pieza que completa el todo se ha extraviado por nuestra senda vital. Será el gran señor que tiene por nombre horas y por apellidos minutos y segundos el que, como de costumbre, tenga que hallar un remanso de paz o por lo menos tenga que descifrar y dar luz a las incógnitas que ahora nos turban el pensamiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario