martes, 13 de noviembre de 2012

Los sueños no se alcanzan desde un sofá

Estamos demasiado acostumbrados a que nos den todo hecho. Y debemos autoconvencernos de que la vida no es un camino de rosas. La vida es como un río de aguas bravas y ahí estamos nosotros, inevitablemente, en medio de ese cauce y por su puesto a contracorriente.
Solo conseguiremos salvar la corriente si remamos, eso quiere decir que solo nosotros dependemos de nosotros mismos para salvar nuestra realidad.

La persona que no rema pasa a ser arrastrada por la corriente y pasa a dejar un rastro de cobardía y miedo por el cauce del río hasta la desembocadura. Llega a las aguas mansas lleno de vergüenza de sí mismo.

Pero, que pasa con las personas que reman y luchan sin parar. Pueden suceder dos cosas, o bien que superen la bravura de estas aguas y sean recompensadas por su esfuerzo llegando a lo más alto, o bien que pese al esfuerzo realizado sean abatidas.  La diferencia entre estas personas que no han conseguido alcanzar sus metas no son la victoria o el fracaso, son el esfuerzo y la derrota.

El rastro que dejará este segundo abatido en el río no será el mismo que el del primer caso, y por supuesto sabrá al llegar a las aguas mansas que lo ha dado todo y entonces exhausto podrá respirar con tranquilidad sintiéndose agusto consigo mismo.

Hasta ahora hemos analizado dos ejemplos individualizados, pero imaginemos que  a este ejemplo sumamos nuevas personas, con nuevos defectos y nuevas virtudes. Otra vez nos encontraremos con una posible realidad dual que puede ser la del descontrol, aquella en la que en la barca por atender a intereses generales no encuentra un objetivo y la corriente la acaba venciendo, o  puede ser la del orden, aquella en la que todos los individuos que la forman remen al compás y juntos por un mismo objetivo logren alcanzarlo.

Pese a que a todos en este ejemplo nos parezca evidente que ante una situación de riesgo optaríamos por la respuesta del orden, esto es una gran mentira. La sociedad que se asemeja a una gran barca a perdido un rumbo, no solo hemos conseguido con nuestros actos destrozar la barca, sino que también hemos dejado que personas saltasen del bote abandonándolas a merced de la corriente. Y si pensamos que no estamos en una situación crítica solo hace falta asomarse por ambos lados de la barca y observar cual es el calibre de las fisuras que nos ahogan e inundan nuestros sueños, solo así nos daremos cuenta de que necesitamos una solución desesperada.

Por eso desde aquí pido que recobremos la cordura y veamos que la equidad, el respeto y el compañerismo son fundamentales para que un grupo de personas convivan en lo que llamamos sociedad.

Ah se me olvidaba decirlo, contra las adversidades solo hay una respuesta: la colectiva. Por último desde este espacio pido a todas aquellas personas que piensan como yo, que creen en la utopía y sueñan con un mundo que parece ridículo a muchos miembros de la sociedad, que luchen sin cesar.
Yo tengo unos valores que no dejaré que pisoteé un gobierno, por nosotros y por nuestros compañeros todos unidos a la HUELGA GENERAL.



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