Hasta hace un minuto creía que mi inspiración se había acabado. Llevo escribiendo en este blogg unos cuantos años y es la primera vez que no encuentro las palabras para expresarme.
Habrá sido el caos de la sociedad en la que vivimos o mi propia lucha interna lo que habrá mermado mis ganas de expresarme. No lo sé.
En el tiempo que llevo aquí he hablado de la esperanza y de la frustración dejando al descubierto mi absoluta bipolaridad. Hablo siempre de conceptos antagónicos, a veces en diferentes publicaciones y algunas veces en una misma. Cometo mil contradicciones.
Sabes eso que le dices a tu madre cuando intenta colocarte la ropa que tienes de los cajones "Mama, yo me entiendo en mi desorden a si que déjame disfrutar en la república independiente de mi armario" bueno pues algo así me pasado a mí durante este tiempo. He funcionado a partir de un desorden "sano" que ha servido como mi justificación, sin serlo, a mi comportamiento.
Me he mecido al antojo de la emoción que más rápida alcanzará mi corazón y puedo aseguraros que soy bastante sensible, así que se trata de una tarea más bien sencilla. Cuál ha sido el resultado de esta reflexión que parece descubrir en el final de sus frases ,valga la redundancia, un fin lógico. Ninguna, esa ha sido mi valoración final.
No hay un fin, pero creo que este hecho no es de ninguna forma negativo. Es más me asusta bastante hablar de lo finito o de aquello que tiene caducidad. Espero poder extender en el tiempo tanto como sea posible mi capacidad de revolución interior. Creo que es hora de que sea sincera conmigo misma y haga un ejercicio de veracidad casi emulando al más ardua confesión.
Mi revolución eres tu.
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