lunes, 26 de marzo de 2012

Brindo por esos días en los que por una extraña razón todo es más fácil.
Todo viene rodado, y no sabes muy bien por qué; quizás fue el esfuerzo, quizás la lucha, o simplemente la suerte. ¡Quién sabe!
La vida esta plagada de momentos que refugian y cobijan a esa extraña femme llamada suerte, momentos que están preparados para mostrarse al cielo y a la representación de un mundo que jamás soñamos.

Instantes de tu vida que conservas como verdaderos tesoros por insignificantes que sean, tu los aprecias y por lo que sea son importantes para ti. Consérvalos y mímalos, porque esos momentos son los que dan sentido a tu vida y componen tu personalidad, tu forma de ser.


Nunca he entendido que es la suerte y que quiere de mí, lo que si tengo claro es que tenemos ligeras discrepancias: yo no creo mucho en ella, y ella no tiene demasiada fe en mi. Es una relación extraña, pero vivimos dentro de una armonía creada para ser lo más próxima a la realidad posible. Es así, yo no vivo intentando cambiar mi suerte, porque se que ella juega con mis emociones fácilmente, vivo intentando cambiar mi realidad.

Deseo que al mirar la vida por el pequeño agujero que se me deja verla, me encuentre algo tan hermoso con el reflejo de un caleidoscopio. Entonces sé que en ese momento mi suerte cambiará, porque mi percepción lo hará con ella.
Y de mi corazón brotaran las ganas y la esencia que un día deje escapar entre mis recuerdos.

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